domingo, 27 de agosto de 2017

El burro vanidoso



Por el año 30 de nuestra era, un burro vanidoso llegó muy contento a su retablo, y mamá burra le preguntó:

- ¿Por qué estás tan contento y altivo?

- Hoy cargué a un tal Jesucristo, -contestó el burro- y cuando entramos a Jerusalén todos me decían ¡Viva!, ¡Viva! ¡Salve! ¡Hosana al hijo de David! y me tendían ramos para pasar por encima de ellos.

Sonriendo en silencio, mamá burra le dijo:

- Vuelve otra vez a la ciudad hijo, pero esta vez no cargues a nadie sobre ti.

Así lo hizo. Aquel vanidoso burro regresó triste y llorando, y dijo a su mamá:

- No entiendo mamá... ¡No puede ser! ¡No puede ser! Fui al pueblo tal como me dijiste. No cargué a nadie sobre mis lomos y nadie se fijó en mí, pasé desapercibido entre las personas y hasta me echaron de la ciudad.

La mamá burra le dijo:

- Sólo tienes que entender que tú sin Jesús, no eres nada. Al no tener a Jesús contigo, sólo eres un burro.

Con Cristo, todo lo podemos, sin Cristo nada somos, ¡Absolutamente nada!

Ciao.

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