miércoles, 9 de agosto de 2017

El Espíritu en ti, un texto de Vivekananda




Swami Vivekananda es un autor al que no conozco en profundidad.  Sólo he trabajado sobre retales de su obra.  Pero alguno de ellos es valioso, precioso, inspirador.  Como éste que hoy traigo al blog, y que he encontrado en Lámparas de fuego de Joan Mascaró.  
Léelo lentamente, degustando cada palabra, permitiendo que resuene en tu interior como una campana, capaz de despertar verdades dormidas de las que eres depositario aunque no lo sepas:

Si esta habitación está llena de oscuridad durante miles de años y tú entras y empiezas a llorar y a lamentarte “oh, qué oscuridad”, ¿La oscuridad se desvanecerá?  Haz entrar la luz, enciende un fósforo, y la luz llegará en un instante.  Fortaleced la naturaleza real, construíos a vosotros mismos.

Querría que cada uno de vosotros hubiera llegado a un estado tal en el que aun viendo al más vil de los seres humanos pudiera ver a Dios en su interior, y en lugar de condenar dijese: “Levántate tú, el Resplandeciente, levántate tú que eres siempre puro, levántate tú que estás más allá del nacimiento y de la muerte, levántate todopoderoso y manifiesta tu naturaleza”.

¿Por qué el hombre sale fuera para buscar a Dios?  Es tu propio corazón que palpita y no lo sabías, creías que era algo del exterior.  Él, el más próximo, la Realidad de mi propia vida.  Ésta es tu naturaleza divina.  Afírmala, manifiéstala.  No has de convertirte en puro, tu naturaleza divina es pura.  No has de volverte perfecto, tu naturaleza divina es perfecta.  Cada buen pensamiento y cada buena obra están simplemente desgarrando el velo, si lo había, y la pureza, el Infinito, el Dios que estaba detrás, se manifiesta a Sí mismo.

Nuestro mundo está necesitado de luz, de una luz que se oculta en nuestro interior.  En el tuyo y en el mío, en el de todos.  Pero la ocultamos tras diez mil velos.  Es hora de rasgarlos, de buscar la trascendencia en la inmanencia, al Absoluto en el centro de nuestro corazón.  Tan simple como eso, mirar hacia adentro para descubrir esa semilla que nos llama a salir hacia afuera, olvidándonos de nosotros mismos, para darnos a los demás gratuitamente…  Porque todo nos ha sido dado como un regalo, para que lo disfrutemos al compartirlo con los demás, con quienes más nos necesitan.

Ciao.

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