¿Estás ahí? ¡No te escucho! Mira que lo he preparado todo para tener un buen momento de oración.
Tengo la habitación a media luz. He encencido esa vela que compré el otro día y que me gusta tanto. De fondo está esa música relajante que me han dicho que ayuda.
Tengo la Biblia abierta en un salmo determinado. La libreta y el bolígrafo preparado para apuntar lo que me digas. El cuerpo relajado.
La silla cómoda…¿Estás ahí? Silencio.
Me olvidé eso que me dijiste hace tiempo. Que estás en todos lados. Hasta en lo más pequeño e imperceptible. De hecho, a veces parece que te gusta estar ahí. No te encontramos gracias a nuestro esfuerzo: Eres Tú el que sales a nuestro encuentro.
De hecho estás aquí, y en la cocina. Y esta mañana en el trabajo. Y el otro día en el Colegio.
Silencio. Cuando alguien te quiere a veces sobran las palabras. Y en ese silencio estás Tú.
Espiritualidad Ignaciana
Ciao.
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