domingo, 8 de octubre de 2017

Ser peregrino



A veces no hace falta salir de casa para ser peregrino. Ignacio siguió firmando algunas de sus cartas como «el peregrino» aun pasando los últimos 20 años de su vida viviendo en Roma.
Porque peregrinar no es solo una actitud externa: No se trata sólo de andar de un sitio a otro. Es más bien una actitud interna: Estar disponible para el otro, saber vivir con lo necesario, ser flexible y creativo ante los imprevistos que surjan... Y, sobre todo, es un modo de afrontar el camino.

A veces andamos por la vida peligrosamente prudentes, con la vista puesta en nuestro propio paso por miedo a tropezar con los obstáculos del camino. Y es cierto: También así se puede llegar al destino deseado. Pero corremos el peligro de no haber memorizado la ruta y de quedarnos con un único recuerdo: El de nuestros pies y el polvo del camino.

Ignacio nos invita a recorrer nuestro itinerario espiritual y vital pendientes de las señales del camino al estilo de María, que conservaba y guardaba todas las cosas en su corazón. Sólo así nuestra oración podrá ser memoriosa y agradecida, al tiempo que confiada en el futuro; porque reconoceremos que el Señor ha cumplido con nosotros sus promesas. Eso es ser verdaderos peregrinos.

Espiritualidad Ignaciana

Ciao.

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