miércoles, 6 de junio de 2018

Estamos enredados



Facebook, Tuenti, Instagram, Snapchat… Son nombres que hace no mucho tiempo nos habrían sonado a chino, pero que hoy forman parte de nuestras rutas virtuales cotidianas.
Se trata de las redes sociales, que cada vez más están presentes en nuestras vidas.
Es una nueva forma de relacionarnos que este mundillo de Internet nos va ofreciendo. En estos foros cada uno tiene un perfil en el que muestra sus fotos, su estado de ánimo, comenta en los perfiles de otros… Pero cada vez se puede interactuar de más formas.
Hay quienes se niegan a entrar a este torbellino de comunicación: El móvil, el correo electrónico, el Messenger, Skype, etc.
Y es que en esta era de la comunicación a veces da la sensación de que somos una comunidad de soledades. Digo esto al pensar, por ejemplo, en los adolescentes que pasan horas chateando encerrados en la isla de su cuarto, o en los que son incapaces de expresar sus sentimientos si no hay una pantalla por medio.
Además, tenemos que reconocer, que si nos dejamos “enredar” se nos va mucho tiempo navegando, curioseando los perfiles de mis amigos, de los amigos de mis amigos…Pero también podemos estar al día de gente a la que le habíamos perdido la pista: Como esa novia de 6º de primaria de la que ahora ves sus fotos en el Himalaya porque es alpinista, aquel chaval que conociste en un camino de Santiago y que escribe cosas preciosas, un compañero de universidad que hace años que no ves y que te manda miles de presentaciones de power point o los compañeros de aquel Erasmus que ahora parecen tan formalitos en sus álbumes.

Reconozco que para estar el día en estas cuestiones me ayuda mucho trabajar con adolescentes. He podido comprobar que para anunciar una actividad no valen los tablones de anuncios del colegio, ni los correos electrónicos, pues aunque hagamos carteles buenísimos no los miran. Pero si pones un “evento” en el Tuenti, en pocas horas todos están informados.
A veces recuerdo la promesa de Jesús “yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”, que son de las palabras que más me consuelan, y pienso en cómo Dios se puede hacer presente también en estas redes, y cómo nosotros podemos dar testimonio y ser luz en la red. Estoy convencido de que podemos llenar la red de Evangelio y vida, pero tenemos que ser audaces y creativos. Y esto es pastoralsj.org, un humilde intento que visitáis muchos de los que buscáis algo más en la red.

No nos vendría mal preguntarnos ¿Qué buscamos en la red?, ¿Cómo podemos hacer presente el Reino en Internet? o ¿Qué nos aportan estas redes sociales para crecer como personas?

Javi Montes, SJ

Ciao.

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