No podemos acercarnos y hacernos hermanos de los demás si nos creemos mejores que ellos.
Para hacernos prójimos necesitamos primero ser humildes; acercarnos al otro con todo lo que podemos hacer y entregar; pero también con todo lo que no podemos.
Cada uno con lo que es y con lo que tiene, entregándonos a nosotros mismos, confiando en que, aunque el encuentro con el hermano no siempre resulte de la manera que esperábamos. Dios ve nuestros intentos (los exitosos y los fracasados) y los ama a todos por igual.
Ciao.
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