jueves, 13 de diciembre de 2018
Feliz ¿Navidad? ¿Ya?
Este año se nos ha echado el tiempo encima y aunque ya sabemos que es un poco tarde para hacerlo, desde Pastoral SJ os deseamos a todos los lectores y colaboradores una muy feliz Navidad en la que poder disfrutar del reencuentro con la familia, la amistad compartida y la ilusión por volver a vivir un año más estos momentos entrañables de recuerdo y reencuentro…
Quizás hayas dejado de leer a partir de la segunda línea del párrafo anterior y hayas saltado hacia adelante a ver si este artículo tenía algo más que decirte que aquello que ya llevas escuchando un par de semanas. Puede que hasta hayas pensado en cerrar y pasar la página, cansado, intentando contener el océano navideño que ya nos inunda para que no entre en tu pequeño mundo. Todavía no.
Es ya un lugar común decir que la Navidad cada vez empieza antes y que pronto nos encontraremos con la caja de polvorones en las reuniones de inicio de curso. Lo sabemos. Y también tú sabes que poco se puede hacer para frenarlo, más allá de no adornar tu casa y quejarte de que nos estamos saltando la preparación, el Adviento.
¿Cómo resistirse? ¿Cómo vivir un auténtico Adviento si alrededor la fiesta, lo esperado, parece que ya ha llegado?
Una buena actitud puede ser pensar que la esperanza es más que una preparación a algo que llega. Porque entonces cuando eso que esperamos llega, dejamos de vivir esperanzados. Algo de eso nos está pasando con esta Navidad sin Adviento.
La esperanza, la vigilancia, es más que un paso previo. Es toda una actitud vital de creer que todo puede ir mejor, y, de hecho, lo irá. Es una cafeína que nos activa, no un analgésico que nos duerme hasta que llegue el momento bueno. Si vivimos la esperanza del Adviento de este modo, poco importa que las luces estén encendidas, los mantecados comidos y los regalos envueltos.
Porque, aunque todo eso esté ya en nuestra mano, lo que esperamos es más grande aún, y siempre lo será.
Si nos adelantan la Navidad, no importa. Porque solo nos están adelantando una parte de ella, buena, sí, pero no la mejor. Lo mejor siempre seguirá estando por llegar. Y sabemos cómo lo hará. Sin ruidos, sin luces, sin deslumbramientos. Lo reconoceremos por la sorpresa, por lo inesperado. Porque estaremos mirando hacia arriba y nos llegará desde abajo.
Alvaro Zapata, SJ
Ciao.
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