El Adviento es un tiempo para volver a esperar, para redescubrir el valor de nuestras esperas, para ilusionarnos de nuevo.
Es momento de los que buscan, de los que se sienten poca cosa, de los que están heridos, de los que saben que sin Jesús nada merecería la pena ni nada podríamos.
Es el tiempo de las promesas de tantas cosas buenas del Amigo que nunca falla.
No se puede entender la Fe sin decir "ven", sin esperanza; peor que no creer es no esperar ni sentir pellizcos por nada, como tantas veces nos pasa hoy.
El Adviento es darle una oportunidad a ese Dios que tanto nos quiere y cree tanto en cada uno de nosotros.
¡Y tú y yo tantas veces sin darnos cuenta! ¿Puede llegar la Navidad, entonces, sin esperarla?
Seminario Diocesano de Jaén
Ciao.
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