jueves, 21 de febrero de 2019

El tiempo no espera


El tiempo no espera. Ni para ni tropieza. Por nada ni por nadie. Las cosas llegan y se van.
Pueden haber deseos o sueños, miedos o frustraciones, pero da igual porque todo pasa. Todo lo contingente es efímero y temporal, es breve y tangencial. Pero el problema no es que las cosas sean así de cambiantes, el problema es que nosotros construyamos sobre eso. Hemos llegado a un mundo que ya había arrancado, las cosas ya estaban en marcha.
Hemos sido nosotros, con la libertad que se nos ha dado, los que hemos decidido construir nuestra vida con unos pilares. Pero ¿Construimos desde lo temporal, efimero y contingente o lo hacemos buscando lo eterno y verdadero?.
Puede que el tiempo, como la arena, se escape entre nuestras manos, sin que podamos detenerlo. Pero nuestra misión no es detener un imposible, sino aprovechar y disfrutar lo posible desde lo eterno, desde Dios.

Espiritualidad Ignaciana

Ciao.

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