sábado, 27 de abril de 2019

Del Epistolario del Padre Pío


“El Calvario es el monte de los santos, pero de allí se pasa a otro monte, que se llama Tabor”.

En la vida espiritual, hay que ir siempre adelante y no retroceder jamás. De otro modo nos sucede como a la barca, que, si en vez de avanzar, se detiene, el viento la arrastra hacia atrás.

Recuerda que la madre, al principio, enseña a andar a su hijo sosteniéndolo, pero que éstos muy pronto deben caminar ellos solos, de igual modo, tú debes razonar con tu cabeza.

"Mientras tengas temor no pecarás". "Será así, padre, pero sufro mucho". "Se sufre mucho, es cierto, pero hay que confiar; existe el temor de Dios y el temor de Judas. 
El miedo excesivo nos impide obrar con amor, y la excesiva confianza no nos deja ser conscientes y temer el peligro que debemos superar. 
El primero debe dar la mano a la segunda, y deben caminar los dos juntos como dos hermanas. 
Hay que actuar siempre así, ya que, si nos percatamos de tener miedo o de temer demasiado, entonces debemos recurrir a la confianza, y si confiamos en exceso, debemos, en cambio, tener un poco de temor, porque el amor tiende hacia el objeto amado, pero al avanzar es ciego, no ve, pero el santo temor le ofrece la luz."

No se alcanza la salvación si no es atravesando el borrascoso mar que nos amenaza siempre con destruirnos. El Calvario es el monte de los santos, pero de allí se pasa a otro monte, que se llama Tabor. San Pío de Pieltrecina rogad por nosotros.

(Padre Pío; Epistolario I, p. 829)

Ciao.


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