domingo, 26 de mayo de 2019

Creer


Aunque muchas veces así lo parezca, crecer no es una carrera de obstáculos. De hecho, no es una carrera. Es más bien un camino que cada uno ha de hacer a su propio ritmo, siguiendo su propia música.
Un camino plagado de momentos en los que vale la pena detenerse porque es allí en donde la vida nos espera y nos encuentra con su plenitud.
Momentos de encuentro.
Momentos de vida compartida.
Momentos que algunas veces son un lugar, y muchas otras, una persona.
Momentos de hondo aprendizaje.
Momentos en los que podemos contemplar la inmensidad del paisaje.
Momentos en donde nos paramos para volver a pasar por el corazón todos los pasos ya dados y soñar con los que vendrán.
Por todo esto, es muy importante saber dar un alto en el camino cuando estos momentos se presentan, y sumergirnos en ellos de lleno, exprimiendo todo su jugo, llenándonos el alma con todo lo que tienen para entregarnos.
Recordemos, en esta época nuestra en la que todo parece agitado y fugaz, que Dios no nos pide que corramos.
Más bien, nos pide que caminemos, gustando cada paso del camino. Viviéndolos con intensidad.

Ciao.

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