Juzgar. Un verbo muy común en nuestras vidas. Juzgamos y somos juzgados. En esta acción no pocas veces nos instituimos juez y traemos a nuestro juicio a los demás, elevamos nuestro dedo inquisidor comenzamos a ajusticiar, incluso en nombre de Dios.
No pocas veces nos ajusticiamos a nosotros mismos.
Nos acercamos a la Cuaresma, será un tiempo para mirarnos, examinarnos.
No es una llamada a ser juez, sino justo. Es un tiempo de buscar ajustar lo que se nos ha desajustado, y para ello hay que reconocer.
Reconocer no es nada fácil, ya nos los dice Jesús en el Evangelio, es más fácil ver la paja en el hermano que la viga en nuestro ojo. Tenemos la tentación de querer guiar sin darnos cuenta de nuestras cegueras.
"En la discusión aparecen los defectos del hombre" "La palabra muestra nuestra mentalidad".
Hoy podríamos decir que en nuestras publicaciones, en nuestras conversaciones digitales, encontramos buenos testimonios de lo que estamos siendo, de nuestra mentalidad y de nuestro corazón.
¿Qué estamos expresando? ¿Qué mentalidad expresan nuestras publicaciones, nuestros "likes", nuestros "compartir"?
Esta Cuaresma podemos "agitar el cernidor" y ver que aparece en todo lo que publicamos y decimos.
¿Cómo vamos razonando?
Todo lo anterior porque deseamos estar firmes, permanecer constantes y trabajando en la obra de Cristo. Nos sabemos pecadores, pero llamados a iluminar con la luz del Evangelio reflejada en nuestra vida. La buena noticia es que Dios está con nosotros y nos acompaña en este camino de reconocer, no para ajusticiarnos, sino para hacernos libres.
Hernan Quezada SJ
Ciao.
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