La manera de encontrarnos con Jesús y con nosotros mismos es por medio de la meditación.
En el silencio y en la quietud interior empezamos a percibir su presencia y a descubrir nuestra verdadera identidad.
No importa cuántos pensamientos tengamos sobre Jesús, ni cuántas conversaciones tengamos con nosotros mismos y nuestros problemas, lo fundamental durante la oración no son nuestras ideas, necesidades o pedidos, sino su Presencia y quién soy yo ante Él.
En ocasiones debemos hacer silencio y estar en soledad para experimentar su Presencia y para nuestra verdad.
Debemos dejar de prestarnos atención a nosotros mismos, a nuestros problemas y dificultades, durante la oración para abrir el corazón y la mente a Jesús.
Ciao.
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