domingo, 14 de julio de 2019

Encarnación


La Encarnación de un Dios que es amor en la figura de su Hijo Jesús, no podía admitir ningún tipo de privilegios. 
Cuando amamos de verdad a una persona, no aspiramos a ser más que ella. Solo queremos saber como es y estar a su lado.
Todo lo contrario, queremos conocerla, conocer su realidad, acercarnos a su experiencia de ella. Por eso, Jesús se encarna en la humanidad con todo lo que eso implica. No esquiva a nada ni a nadie. Se acerca a nosotros, para hacerse uno con nosotros.
Esto no es un dato menor y nos puede sonar raro para la vida que vivimos en un mundo lleno de líderes que buscan generar simpatía y legitimidad "desde arriba", conservando y guardando las distancias y las posiciones de privilegio. Tocando "de oído" la realidad del otro, pero sin ensuciarse, sin mezclarse, sin vivirla…
Seguramente se os viene a la mente caras de personas conocidas, especialmente en el ámbito de la política y de altas jerarquías en instituciones (entre ellas también la Iglesia en la que profesamos nuestra fe).
El ejemplo de Jesús por colaborar con el plan de Su Padre, nos puede ayudar a aceptar en nuestra caminar diario todo lo que Dios nos manda y poder colaborar con él en la construcción y divulgación de su Reino en este mundo.

Ciao.

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