La Parábola del Hijo Pródigo (Lc 15, 11-32) es una historia que involucra a dos hermanos e incluye experiencias cotidianas y diarias en el entorno familiar y social: Los celos y la envidia.
El hermano mayor, obediente y siempre solícito a los mandatos de su padre, se indigna de que su hermano menor sea bien recibido, después de su partida de la casa.
Con esta parábola, Jesús nos revela algo de su modo de actuar frente a estas experiencias que sacan lo peor de nosotros y de nuestra condición humana.
En primer lugar, nos enseña que es bueno reconocer y aceptar que, muchas veces, el otro necesita que se actúe con él de manera distinta a la que yo mismo necesito.
El Padre sabe bien que su hijo menor necesita ser recibido de manera especial, cosa que el hermano mayor no acepta.
En segundo lugar, el modo de Jesús insiste en la figura del padre y en alegrarse con la alegría del otro. Incluso cuando con esa alegría un poco envidiosa nos moleste y pensemos que no se la merecen.
Si es una alegría que viene de Dios, todos estamos invitados a participar en ella.
Ciao.
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