miércoles, 14 de agosto de 2019

La incertidumbre


La incertidumbre, ese no saber qué nos deparará el futuro, invade numerosas veces nuestra cotidianidad y se va instalando poco a poco en nuestro interior.
En algunas ocasiones se manifiesta como ansiedad y en otras como apatía, angustia o pesimismo.
Una tentación recurrente de nuestro tiempo es querer enfrentar la incertidumbre con la seguridad que da lo útil y lo práctico (minimización de riesgos y maximización de beneficios).
El problema es que aquello que da sentido a la vida, que da estabilidad y firmeza, está más ligado a lo que tantas veces se considera inútil: El amor, la fe, la amistad, la justicia, la solidaridad, la compasión… De hecho, todo esto puede maximizar los riesgos y minimizar los beneficios y las seguridades, porque se arriesga al encuentro, a la vida compartida.
La certeza, esa convicción honda de que nuestra vida tiene un horizonte de plenitud, vendrá de la mano de la disponibilidad para amar y servir.

Espiritualidad Ignaciana

Ciao.

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