domingo, 19 de enero de 2020

Los mal educados


Pues a ver si algún gobierno se empieza a preocupar alguna vez de estas cosas que señala Alvaro Lobo Arranz o si seguimos entreteniendo las décadas en laberintos ideológicos.

Según los últimos datos del informe PISA, España ha obtenido sus peores resultados en ciencias y se ha estancado en matemáticas.
Por otro lado, teniendo en cuenta la poca relevancia que le damos a las humanidades, en parte casi mejor que no salgan los datos de comprensión lectora. Un estancamiento que se extiende a la mayoría de países avanzados pero que no debería dejar de preocuparnos.
Resulta curioso, por no decir escalofriante, lo poco que nos importa la educación en España. Somos líderes en longevidad, trasplantes y calidad de vida, no obstante no somos capaces de mejorar un sistema educativo desde hace décadas.
Tenemos en nuestra historia varios premios nobel y grandes referentes en la literatura y el arte universal, sin embargo no reconocemos lo que ello significa. Si destacamos en ámbitos como el deporte, la gastronomía o el turismo, por qué no buscamos mejorar desde la raíz la sociedad y garantizarnos un futuro viable y sostenible social y culturalmente. Porque hay campos donde lo hacemos realmente bien, pero en este caso nos atascamos o directamente no queremos verlo.
Puede que el esperpento que vemos a diario en nuestra democracia tenga que ver también con la educación y la falta de autocrítica de unos y de otros. Con no saber preguntarnos si nuestro sistema educativo es eficaz o nos enredamos con la concertada y la asignatura de religión.
Si queremos formar personas íntegras y solidarias o mejor posibles votantes fácilmente manipulables. Si tenemos profesores de calidad o estamos más centrados en intereses partidistas. Si nos conformamos con añadir y memorizar contenidos o enseñamos a pensar y a despertar el interés de los jóvenes. Si invertimos con criterio o más bien escurrimos el bulto sin responsabilidad alguna...
No hay fórmulas sencillas, aunque algunos países sí lo consiguen. Quizás el punto de partida pasa por recordarnos lo importante que es la educación para construir un futuro mejor, porque es una herramienta de cambio y no un arma arrojadiza. Desgraciadamente parece que todavía estamos muy lejos.

Álvaro Lobo, SJ

Ciao.

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