domingo, 7 de junio de 2020

Con "carácter secreto"

“Esto tampoco hace falta que lo digas muy alto”, “yo no te he dicho nada”, “que quede entre tú y yo"... 
Son frases que decimos y que indican que lo que estamos tratando tiene un carácter secreto, porque la información que manejamos es altamente sensible.
En cierto modo, nos da reparo eso que estamos hablando, o si es de otro, creemos que le avergonzaría que fuese público. Y está bien ese respeto que concedemos a ciertas confidencias, pero en muchas ocasiones, todo lo que nos invita al silencio, la ambigüedad y el callar es caldo perfecto para que el Mal Espíritu haga de las suyas.
Está claro que no vamos a ir por la calle aireando las vergüenzas, pero cuando el cuerpo nos pide callar, San Ignacio nos recomienda que, al menos, nos preguntemos por qué me callo, y que la respuesta sea sincera y justa.
Cuando el motivo sea el miedo al qué dirán, el aparentar una cosa que no se es, mantener una fachada o tapar algo que sabemos que hemos hecho mal, apliquemos el consejo ignaciano: Hablarlo con alguien que te escuche, sin juzgarte, pero te ayude a descubrir la malicia que guarda el silencio.

Espiritualidad Ignaciana

Ciao.

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