martes, 8 de diciembre de 2020

Sopló aliento...


Sopló aliento...
En la inspiración dejad que suavemente Dios nos llene de su vida, y en cada expiración dejad toda vuestra vida en el Señor.
Como que vuelve y retorna y se abandona a Dios; igual que se retira el mar de la playa y vuelve a sí mismo.
La respiración es un nacer y un morir en las manos de Dios.
Cada respiración es una manera de vivir, es una manera de ser, es un existir. No nos damos la respiración, nos la da Dios.
A nosotros se nos pide vigilancia, lucidez para recibirla. Encontrad una buena base en esta tierra en que hemos de vivir; pero la cabeza en el cielo.
Somos de la tierra pero somos también del cielo. Nuestro corazón tiende hacia el cielo, y el cielo desciende hacia nosotros.
El cielo viene en nuestra búsqueda, nos busca siempre. Cada vez que respiramos es el soplo de Dios el que nos viene a buscar.
El cielo y la tierra se besan en nuestro corazón. Dios se abraza a nosotros en cada respiración.
Así el silencio es presencia ante esta vida que se nos da. La vida entera es Presencia, es aliento.

José Fernández Moratiel (La Posada del Silencio)

Ciao.

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