lunes, 8 de marzo de 2021

No perdamos el sentido de lo que hacemos


 De muchas maneras, podemos perder el sentido de lo que hacemos.
El significado de la vida ordinaria puede desvirtuarse en la monotonía y el amor puede desaparecer en lo que hacemos. Jesús le reclama precisamente esto a los doctores de la ley: El Templo dejó de ser un lugar de oración y la casa del Padre, para convertirse en un lugar de negocios y en una casa de ladrones. 

Aunque el mal busque pervertir la gracia, sabemos que la clave está en escuchar a Jesús cada día. Es Él quien ordena nuestra vida y nos da el don de estar centrados en lo fundamental. 

Pidamos para que, en las adversidades de este tiempo (la fatiga, la soledad, el activismo, la angustia...), no olvidemos que en Él encontramos el horizonte de lo que somos y lo que hacemos. 

Es Él quien hace de nosotros templos abiertos para acoger la vida, incluso cuando esta parece esconderse.

Espiritualidad Ignaciana

Ciao.

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