viernes, 23 de abril de 2021

Empatía


 La empatía siempre me ha parecido una de las cualidades más bellas y apreciables en un ser humano, porque a través de ella se mide el propio grado de madurez, de crecimiento espiritual y de determinación que tiene una persona para amar.

Aprender a entrar en el corazón de otra persona y mirar a través de sus ojos es una de las experiencias más maravillosas del mundo. Nos permite saber cómo ve, cómo siente y cómo vive la realidad. Conectarse con otro ser humano es una de las vivencias más difíciles de describir. 

¿Qué es el amor sino tomar prestado los ojos del otro para vibrar en almas distintas? 

La falta de empatía es la que nos lleva a juzgar a los demás apresuradamente, sin conocer de verdad lo que están viviendo.

Todos apreciamos la realidad desde nuestras propias experiencias personales, pero es a través de la empatía como tenemos la posibilidad de salir de nuestro yo y entrar en el mundo interior del otro.

Comprender a otra persona es ser testigo de la fuerza, densidad y profundidad con que ve, vive y siente. Es lo que comúnmente conocemos como la “capacidad de ponerse verdaderamente en el lugar del otro y ver lo que él ve”.

Sin empatía corremos el riesgo de quedarnos encerrados en nuestro mundo de necesidades, intereses y valores, y juzgar desde afuera las necesidades, los intereses y los valores de los demás

¿Por qué es tan importante la empatía? Porque sin empatía no es posible amar. No se puede amar verdaderamente a alguien si no se tiene esta capacidad de salir de uno mismo para entrar en el mundo interior y ver a través de sus ojos. Amar es entrar en un mundo ajeno y sentirlo como propio.

Jesús, sabiendo que sus discípulos quedaban solos les entregó a su Madre, y conociendo el dolor de ella, pidió a Juan que la recibiera en su casa. Desde entonces, María, que empatiza con nuestros dolores, intercede por nosotros ante su Hijo Jesús. 

P. Javier Rojas, SJ

Ciao.

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