"La vida es vocación y, como tal, hay que aprender a acogerla."
Es un dato sugerente el que las cosas más importantes de la vida nos vengan dadas. Curiosamente, en lo fundamental parece que no tenemos una palabra que decir, simplemente lo encontramos. A nadie se le pregunta antes de nacer si quiere vivir, igual que no está en las manos de nadie el alargar un día de su vida.
Lo mismo pasa con la familia, el amor o la amistad. Todo lo que da gusto y alegría a nuestra vida es un regalo. Creo que esta experiencia humana esconde una verdad muy profunda: La vida es vocación y, como tal, hay que aprender a acogerla.
Sólo a condición de descubrir la existencia como un don, uno puede vivir desde el agradecimiento y la entrega.
En los relatos de vocación del Evangelio es sorprendente que ante la invitación a seguir a Jesús, los distintos personajes lo dejen todo y le sigan, simplemente porque han descubierto que su vida crece en la manos de Otro.
Espiritualidad Ignaciana
Ciao.
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