Cuando me describes, muestras la belleza que todos ignoran.
Cuando me convocas, al decir mi nombre cantas de contento.
Cuando yo me alejo, cuentas cada hora hasta que regreso.
Eres quien comprende lo que yo no entiendo.
Eres quien escribe con mis garabatos los versos más ciertos.
Eres quien me saca de los laberintos, eres quien disipa mis abatimientos.
Eres, en mis dudas el ancla que aferro.
Eres, en mis noches el faro que guía mi llegada a puerto.
Eres la sonrisa que calma mi furia.
Eres la caricia que alivia mi duelo.
Eres la promesa, la pasión luchada, la muerte vencida, el amor primero.
José María Rodríguez Olaizola, SJ
Ciao.
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