En esta sociedad nuestra es una tentación constante el interpretarlo todo desde el rol de víctima. Si las cosas no salen como esperaba, si fracaso, si pierdo el tren (y hay trenes bastante importantes en la vida), o si descarrila (que también ocurre con trenes vitales), es fácil empezar a buscar explicaciones que pongan a otros en la picota pero que nunca me hagan cuestionarme si acaso soy yo quien debería haber hecho las cosas de otra manera.
Esta constante exaltación del ego, del tú tienes que estar bien a cualquier precio, del "lo importante es sentir" y demás zarandajas están dejando un mundo donde luchar parece una condena a evitar en lugar de una opción necesaria.
José María Rodríguez Olaizola
Ciao.
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