miércoles, 25 de mayo de 2022

El Profeta en su patria

Nadie es profeta en su patria, y, sin embargo, hay que serlo. 

Hay que levantar la voz para gritar que es posible desmantelar los rencores.

Hay que hacer callar al odio, y acostumbrarse al silencio, antesala de palabras que han de romper los candados que separan y dividen.

Hay que regresar a casa y remover certidumbres, desenmascarar inercias, mostrar que hay otros caminos para celebrar la vida.

Basta ya de laberintos en que se gastan los días inventando recorridos que a ningún lugar conducen.

Basta de duelos estériles entre esgrimistas de versos que conocen los discursos pero ignoran el amor.

Y aunque ataquen al profeta, por mostrar, en su regreso, que otra mirada es posible, seguirá plantando cara, porque lleva dentro el fuego que en su entraña puso Dios.

José María Rodríguez Olaizola, SJ

Ciao.

 

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