1) Venid a mí: Ante lo que nos toca en este día, volvamos a Jesús. Conversemos con Él, en nuestro interior, tomemos nuestro tiempo y pidámosle ese alivio que necesitamos o esa fuerza que hoy estamos necesitando para seguir. Porque los problemas siempre serán más grandes que nosotros y es verdad que a veces nos sentimos cansados. Las preocupaciones nos golpean y nos taladran la cabeza. Por eso nos abandonamos a Él y desde nuestro interior para decirle que no nos suelte de su mano.
2) Cargad: En esta vida también tenemos que asumir nuestra vida, con todo lo que implica, porque el que no arriesga, no gana. Es asumir que hay un peso, porque la vida no es todo color de rosas. Pero, es más, cuando una rosa tiene muchas espinas implica que tendrá mucho aroma, porque las espinas protegen y fortalecen el tallo. Entonces aprenderemos a ver que las espinas que hay en nuestra vida son aquellas que nos hacen volver a nuestra esencia, a nuestro eje y a lo que nos fortalece. No nos alejemos de lo que somos. Asumamos quiénes somos y vivamos la vida con toda nuestra historia hacia la aventura de lo que queremos ser, porque la obsesión mata al talento. Por eso, no nos detengamos ni nos obsesionemos en cosas de la vida que no nos llevan a nada, sino que nos ponen más peso en la espalda.
3) Yugo: Lo hemos visto en el campo. Es ese elemento de madera que se pone en la cabeza de la vaca o el toro y ayuda a que los bueyes tiren por igual el peso. En la vida la fe es lo que nos ayuda a tirar con buen peso a nuestra propia vida. La fe y el miedo son iguales, pero distintos. El miedo nos lleva a pensar en un futuro incierto, la fe también. Solo que la fe nos lleva a pensarlo desde lo positivo y el miedo desde lo negativo. Ambos están en nosotros, solo que uno alivia y el otro impone más peso. Nosotros decidimos cuál de estos yugos queremos poner en nuestra vida... Hasta el cielo no paramos.
Ciao.

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