lunes, 14 de noviembre de 2022

Aprende a elegir

La experiencia de elegir es entrar en un diálogo de los deseos: ¡Elegir la vida verdadera y feliz! Elegir como proceso de decantación de las dependencias y liberación de inquietudes interiores para caminar en libertad. Elegir es más decisivo, porque no hay experiencia real sin que nos sintamos llamados a decidir sobre ella. Vivimos en una ignorancia grande sobre la necesidad de elegir y aprender a discernir lo que sentimos.

Una persona sólo alcanza su verdadera madurez cuando elige fidelidades por encima de su propia vida, porque vivir en plenitud exige orientarse por valores valiosos, asumidos personalmente, y para vivir plenamente hay que arriesgar totalmente. 

Para ello es clave aprender una propedéutica del elegir bien. No se puede elegir sin una propedéutica de apertura a las corrientes profundas del ser y del actuar humanos. Debemos ir hacia la profundidad de los deseos humanos para elucidar lo que queremos. 

¿Qué es el discernimiento? El discernimiento es un diálogo de deseos, es un sentir lo que vivimos para conocer mejor lo que nos mueve. En realidad, es un diálogo con lo más profundo de nosotros mismos: Los deseos profundos que nos dicen quiénes somos en lo más profundo. Y este diálogo se da para producir algo nuevo, alguna claridad mayor para decidir desde el corazón.

Elegir bien se sustenta en dos pilares: El influjo de las mociones, movimientos e impulsos que influyen en el psiquismo humano, porque nunca se elige por presiones exteriores, sino desde el corazón. Y la persona de Jesús, con sus palabras y actitudes, tal y como se ha presentado en nuestra historia. Nunca se elige desde una ideología, sino desde fidelidades

Y por ello precisa dos condiciones: Un cierto trabajo de ordenar el caos interior y una gran libertad interior, que supone abnegación del propio amor y un proceso de relativización del propio juicio. Buscar la intención recta al buscar lo mejor, sin duplicidades de agenda e ir creciendo en la búsqueda de la verdad interior y la transparencia para descubrir autoengaños.

En tres aspectos nos clarifica el discernimiento para elegir lo bueno: ¿Qué me mueve y hacia dónde me conduce? Es clave clarificar el origen de los movimientos interiores. ¿Qué actitud elijo? ¿Cómo debo comportarme a su luz? Siempre se trata de elegir “lo mejor”. Ni subirse mucho, no bajarse demasiado. Equilibrio para atemperar los extremos. Nos ayuda a consolidar nuestra libertad. Deberemos discernir desde lo más verdadero que somos para poder actuar libremente, y amar sin trabas.

Xavier Quinzá

Ciao.


 

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