Es fácil sonreír a la belleza, los días de serena calidez, cuando la música íntima llama a bailar con la vida.
Pero hay días de ruido y sombra, sin música, calor, ni danza. La niebla va avanzando de dentro afuera.
Todo parece cubrirse de un manto de tristeza, cansancio o desafecto.
Los rostros amados se congelan en la distancia, irreales, fríos, ausentes.
Las rutinas se cargan de cadenas.
Las palabras se atascan, como pasos dificultosos, en un barrizal donde apenas avanzas.
Hasta el silencio, hogar en tantas ocasiones, se vuelve incertidumbre.
El pasado se aleja, escurridizo, robándote equipajes necesarios.
El futuro te grita, amenazante, pidiendo cumplimientos.
Justo ahí.
En medio de la bruma y la flaqueza, cuando la desolación te exija pleitesía, niégale acatamiento y sigue caminando, que volverán la risa, la música y el baile.
Nunca se fueron del todo.
José María Rodríguez Olaizola SJ
Ciao.
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