domingo, 12 de febrero de 2023

El “comercio de la vida”

En un mundo donde el mercado es la regla, no es extraño que los que habitemos allí también vivamos un poco de este modo. El precio es lo que manda y, cuanta más competencia, mejor es el precio. Cabe, por lo mismo, un poco de astucia y de aprovechamiento. Un fracaso, una pérdida, son sencillamente lo más temido, lo más evitado, porque allí parece que no apareciera lo digno de ser valorado. Por eso ponemos en el “comercio de la vida” tanto de nosotros, sacamos de lo profundo de nuestra vida y jugamos con aquello que quizás no fue puesto en cada uno para ser vendido a buen precio, para ser negociado en una buena oportunidad. 

La rapidez de la vida, aumentada con la voracidad de los mismos negocios, ciega de inmediato la conciencia de lo que se pierde, de lo que una vez fue tesoro y ahora es nostalgia. Hay un dintel sagrado en cada uno de nosotros, donde está puesto lo más digno, lo más precioso, lo más estimable que no está sujeto a precio alguno, que no puede ser sometido a ninguna presión y no porque no haya algo que lo compense, sino porque en ello me juego lo que soy. Si se quiere, hay “materia inmutable”, sobre la cual no cabe más que el agradecimiento, el reconocimiento, el cultivo y el don, ¡Jamás el negocio!

Espiritualidad Ignaciana

Ciao.

 

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