Bonita experiencia de ORACIÓN la de este cristiano:
“Cuando viajo solo en coche, me gusta cantar para Dios. A veces, le hablo también en voz alta: ¿Para despertar en mí el sentimiento de su presencia? ¿Para dar una expresión precisa a los movimientos interiores confusos? Lo uno y lo otro, sin duda. El repertorio varía según los colores del día y los matices de mi meteorología íntima. Pero tropiezo con una dificultad siempre insalvable. Quisiera cantar para Dios cantos polifónicos. Pero ¿Cómo hacerlo estando solo? Lo intento pasando de una voz a otra, conservando en la memoria la anterior, pero queda cojo. Siempre me sorprendo intentándolo de nuevo, sin conseguirlo nunca. Esta obstinación ha de tener algún significado.
Un día, casi lo consigo. Estaba en la playa. Dos compañeros de inmensidad, dos de las mayores voces del mundo, acompañaban y tapaban a veces mi débil canto: el océano y el vendaval. Apenas oía mi voz, arrastrada como brizna de paja por el ruido de las olas y las amplias ráfagas. Fue uno de los días de mi vida en que la polifonía era desgarradora”.
Sencilla forma de orar. Muchos solemos hacer la señal de la cruz y rezar al iniciar un viaje. Hay familias que rezan el rosario en el coche. ¡Y la creación se une a mi-nuestra oración para hacerla “polifónica”!
Padre Jose Sorando.
Ciao.
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