SACRIFICIO...
No es dar, sino darse.
No es poner en la balanza una cuenta suficiente de virtudes, un balance positivo de bondades, o una dosis razonable de ternura.
No es llevar en el diario de la vida un listado de gestos, un saldo de minutos entregados, o una impecable hoja de servicios.
Es darse. Uno mismo. Del todo.
Consagrar los días a la fe y a la justicia que el mismo Dios nos enseña.
Pronunciar su Nombre, incluso cuando callas.
Celebrar el tiempo, convertido en historia de amor.
Es darse. Aceptar su alianza. Sin medida. Con locura.
Y ser, del todo, suyos. Y ser, en todo, suyos.
José María Rodríguez Olaizola
Ciao.
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