A veces necesitamos un tropiezo que nos impulse hacia delante con más fuerza, para valorar lo inevitable de algunas caídas y la valentía de levantarse tras ellas. Para, una vez arriba, entender que aquello que más nos duele del tropiezo no es encontrarse con una piedra, sino mantenerla en tu camino para volver a tropezar con ella. Lo sé. Es difícil. Sin embargo, es necesario poner límites, protegerse y alejar todo aquello que nos hace daño. Y esa tarea en gran parte es tuya y mia.
Recordemos que, a veces, para estar donde queremos es necesario irnos de donde estamos. Porque quedarnos donde no somos felices nos hace llegar tarde a lo que es verdaderamente importante.
Sabemos dónde sí, con quién no y aquello que ya nunca. Así que ¡Adelante!
Ciao.
No hay comentarios:
Publicar un comentario