viernes, 27 de septiembre de 2024

El sanador


 

Andábamos sedientos, agitados por batallas de esas que te gastan por dentro.

Éramos los tibios, los desalmados, los insensibles.

Llevábamos puñales en los pliegues de la vida, para conquistar, por la fuerza, cada parcela de nuestra historia.

Conjugábamos la queja con la insidia, sospechando unos de otros.

Ocultábamos las heridas para no mostrar debilidad.

Alguien, un día, habló de ti.

Prometías paz, sanación, encuentro.

La promesa despertó anhelos.

Queríamos creerlo.

Salimos a buscarte.

Al encontrarte deshiciste los nudos que nos retorcían.

Destapaste las trampas.

Sembraste optimismo, gratitud, misericordia.

Y ahora somos nosotros los portadores de un fuego que ha de encender otros fuegos, para iluminar, el mundo con tu evangelio.

José María R. Olaizola, SJ

Ciao.


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