Florecer exige pasar por todas las estaciones...
Debemos saber que las cosas tienen su tiempo, su tiempo de maduración, de crecimiento, de oportunidad, muchas veces vivimos corriendo, creyendo que lo mejor todavía no llega, y no disfrutamos de cada minuto de nuestras vidas, cuando estamos solteros, queremos pareja, cuando tenemos pareja queremos hijos, cuando tenemos hijos queremos que crezcan cuando crecieron queremos nietos y así siempre esperamos que llegue la felicidad sin darnos cuenta que siempre está a nuestro lado, que hay que disfrutar cada instante y saber esperar a que todo llegue a su destino.
A veces, la vida duele… Y a veces sacude tan fuerte que parece difícil volver a levantarse. Y es que cuando vivimos un suceso doloroso somos de alguna manera empujados a intensos procesos emocionales. Unos procesos en los que hemos entrado por la propia inercia de la realidad, pero para los que, si queremos salir de ellos, vamos a necesitar mucha fuerza. De otra forma, será la amargura y el dolor los que nos consuman.
En el sendero del dolor también se observa que del caos siempre emerge un nuevo orden. Un nuevo orden que lleva integrado un aprendizaje y una experiencia para seguir avanzando. Cada vez con más ligereza, cada vez con más sabiduría, cada vez con más serenidad y consciencia de que las épocas de dolor tienen el potencial de ser épocas de grandes transformaciones… Y, por qué no, de grandes oportunidades.
Chema Montserrat
Ciao.
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