sábado, 1 de febrero de 2025

Ten compasión de mí

Hay quien nunca pide nada; quien se siente invulnerable, y se basta con sus manos, sus certezas y sus fuerzas.

Hay quien lucha contra todo y contra todos, protegiéndose del fracaso tras una coraza de autosuficiencia.

Hay quien, en la zozobra, aprieta los dientes y sigue adelante, sin suspiro ni lágrima, sin quejido ni vacilación.

Hay quien jamás extenderá la mano esperando que alguien tire de ella.

En esa soledad equivocada se enroca el más necio de los necios.

Pero hay quien, un día es capaz de gritar, «Ten compasión de mí».

Lo gritas a Dios, al prójimo, al mundo.

Y en esa confesión de flaqueza, de debilidad, en ese saberte vulnerable y despojado, en ese acto de confianza pobre, te vuelves el más sabio de los hombres.

José María R. Olaizola, SJ

Ciao.

 

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