«El que esté libre de pecado que tire la primera piedra».
Poco más hay que decir.
El milagro es que te escuchen.
Que comprendan tus palabras.
Que dejen caer al suelo cada pedazo de roca y decidan no avanzar por la calle de la furia.
El milagro es que, al oírte se descubran, reflejados en esa mujer que llora por todo lo que se ha roto en su vida y en su historia.
Inesperada victoria de una humildad renacida.
Tentación es, en la vida, destrozarnos a pedradas.
Es complicado mirarse y reconocer las sombras.
Solo cuando tú las nombras algo se mueve por dentro.
Es más fácil arrojarnos piedras, insultos, lamentos.
Escondernos tras fachadas de perfección aparente.
Pero tú insistes, paciente.
«El que esté libre de pecado que tire la primera piedra».
José María Rodríguez Olaizola, SJ
Ciao.
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