lunes, 13 de octubre de 2025

Lo cotidiano


 

Lo cotidiano es el espacio de un reconocimiento íntimo. Es en el espesor de lo cotidiano, en la realidad de cada día, con su dinámica repetitiva y rutinaria. En la vida diaria de todos los días. 

Pero es precisamente allí en donde se encuentra la gramática de los sentidos, de los valores, de las presencias significativas. En la trama de los significados compartidos es en donde descubrimos la gramática de las señales de Dios. Sólo que debemos iniciarnos en una mirada más atenta y más serena sobre lo que nos pasa. La rutina de cada día es en escala la totalidad de nuestra vida. 

Nacemos cada día con el despertador y nos abandonamos en manos del sueño como a una muerte dulce. Y cada día rehacemos todo lo importante que somos: Nos encontramos y convivimos con aquellos a quienes amamos, desarrollamos nuestra actividad profesional o nuestro descanso, encontramos a los amigos, comemos, leemos, descansamos... Un día es, en escala, la totalidad de nuestra vida. Por eso el reconocimiento de lo que somos se tiene que realizar en lo cotidiano y también en el encuentro con ese misterio escondido en la vida a quien llamamos Dios. 

Dios es el misterio de lo cotidiano, la raíz honda en la que arraigamos y a quien podemos descubrir en medio de lo que nos pasa. Es una voz en el ruido de todos los días, una voz tenue a la que debemos atender y que nos habla en todo lo que nos sucede. 

Reconocer lo que somos es reconocerle a El, en lo que nos va haciendo ser en medio de las vicisitudes de la vida, en los encuentros con otras personas que nos regala, en las experiencias íntimas de nuestro corazón.

X.Quinza

Ciao.

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