sábado, 19 de marzo de 2011

Cáritas, no cierra


Buscando entre los artículos que tengo guardados en el ordenador, he encontrado éste, de ANTONIO GARCÍA BARBEITO, de 2008, que imagino que lo escribiría para algún periódico, y que no sé quien me lo mandó.
Hoy pienso que recobra actualidad, por la crisis que estamos viviendo, merece la pena que lo reproduzca en el blog, ya que las ayudas se han multiplicado en una manera tan grande, que si en 2008 Cáritas ayudaba a las primeras familias que empezaban a sentir la crisis en sus propias carnes, hoy es la única tabla de salvación que los casi cinco millones de parados que hay en España tienen, para poder subsistir con un poco de dignidad.

El tiempo es más largo que la fortuna, Cangui. Qué cierto es. Algunos quizá pensaban que Cáritas era algo del pasado que los curas y los cristianos comprometidos con su prójimo tenían ahí para distraerse.
Y ya ves: Las voces pidiéndole ayudas a Cáritas se han multiplicado y han subido un cuarenta por ciento en España.
Cáritas seguía ahí, donde siempre estuvo, aunque nos pareciera que ya los pobres se habían acabado, que todos los problemas de ahora los resolvíamos en el banco.
Y mira cómo está el patio —y la puerta— de Cáritas.
Alguna vez me has contado cómo ibas con otros muchachos de tu edad a pedir por la tribu, de casa en casa, para socorrer a algunas familias necesitadas.
Tú entonces colaborabas con Cáritas aunque apenas eras un jornal menos pobre que las familias para las que pedías, aquellas familias que dependían de la caridad para echarle una manta al invierno, que pedían en el bar las zurrapas del café para aprovecharlas en otros hervores, que pedían aceite frito, pan duro, lo que fuera, con tal de no dormir sin algo caliente en el estómago.
Y cuando nos parecía que Cáritas ya no tenía sentido, por más que nunca ha dejado de tenerlo, viene el tiempo de las vacas flacas y hacemos cola ante la puerta de quienes sabemos que sí van a socorrernos, con lo que sea, porque Cáritas no es como los bancos, que nos piden de garantía hasta los empastes; ni como algunas empresas, que ven venir cuatro nubes y pegan el cerrojazo.
No, Cáritas no cierra, Cangui, tú lo sabes.
Me acuerdo ahora de mi querido padre Leonardo Castillo, que tanto pidió para socorrer a otros, que tanto nos comprometía —con aquel arte, con aquella gracia, con aquella infinita bondad— para que colaboráramos, para que animáramos a alguien a colaborar.
- «¿Y hay tanta gente necesitada, Leonardo, o algunos se trabajan la poca vergüenza?», le pregunté una vez.
Y me respondió:
- «Es posible que se cuele algún holgazán, pero si tú vivieras, uno a uno, algunos de los dramas que tenemos en Cáritas…»
Pues se han multiplicado, querido Leonardo, y tú no estás para socorrerlos, al menos desde la Tierra.
Mira las colas que se forman ante las casas de Cáritas, y habrá que ver cuántas peticiones que no vemos llegan todos los días.
Si algunos se preguntaban a dónde va parte del dinero que dejan en una colecta, en algunas hermandades —es momento para que todas las hermandades se vuelquen con Cáritas hasta vaciarse—, en la cruz de la declaración de la Renta, en los cepillos…, pues ahora pueden contestárselo, al menos en parte.
Cáritas ha cobrado protagonismo como lo han cobrado los potajes de chícharo y otros guisos, como pueden cobrarlo, otra vez, el aceite frito, las zurrapas del café y el pan duro, Cangui: Porque la necesidad nos aprieta, porque ya lo que llamaban crisis es hambre en muchas personas.
Y menos mal que Cáritas no cierra…

Ciao.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Lojeda y comentaristas blogueros, ¡Qué gran labor en cáritas! así se cuele algún que otro holgazán, la labor es maravillosa y toda ayuda es poca, también quiero invitaros a visitar un buen blog donde madurar la fe mediante la formación y catequesis adulta, mistagogia de la liturgia, pensamiento teológico, vida espiritual y aliento para la santidad.
Un saludo.

http://corazoneucaristicodejesus.blogspot.com/

lojeda dijo...

Gracias NIP por tus palabras y po el enlace que nos has dejado.
Visitaré el blog que nos aconsejas.
Un saludo