lunes, 7 de marzo de 2016

Objetivos indefinidos


Muchas veces nos habrá pasado: Nos encontramos con un amigo o con alguien al que no hemos visto hace tiempo y nos gustaría quedar con él para hablar largo y tendido o para ahondar en nuestra relación.
Tras intercambiar los consabidos que-tal-estás y cómo-va-la-vida, nos despedimos con el socorrido “Ya quedaremos”, convertido en muletilla cargada de buenas intenciones, pero que generalmente se queda solo en eso.

Queremos quedar, es verdad, pero no quedamos. Usamos el futuro por prudencia y lo que hacemos es posponer el encuentro para la próxima ocasión en que la casualidad nos haga coincidir. Queremos quedar, pero no quedamos. No concretamos, y ya se sabe, cuando dejamos algo para mañana, suele quedarse sin hacer.

Y nos pasa lo mismo con los objetivos que planteamos a nuestros hijos: “Pórtate bien”, “No estés tanto con el móvil”, “Tienes que sacar todo sobresalientes”, “No seas desordenado”… Son objetivos indefinidos, tan difíciles de medir y tan complicados de conseguir, tan ajenos a sus intereses y tan difuminados en el tiempo, que no nos tiene que extrañar que se queden sin cumplir.

Para que un objetivo sea factible –sea quedar con alguien o proponer a nuestros hijos una meta– debe estar bien formulado y seguir, por ejemplo, el clásico método SMART, cuyas siglas son las iniciales de estos puntos a tener en cuenta:

Specific (Específico): Un objetivo debe ser lo más específico y concreto posible. No vale “Pórtate bien”, sino, mejor especificarlo de esta manera: “da un beso al llegar”, “siéntate correctamente en el sofá”, “espera a la hora de comer”, “pide por favor”, “habla sin gritar”…

Mesurable (Medible): Hemos de poder comprobar su cumplimento de alguna manera o establecer un seguimiento. En vez de “No estés tanto con el móvil”, mejor proponer un horario y una forma de controlar el tiempo de uso.

Achievable (Alcanzable): Una meta demasiado elevada puede generar desmotivación, los objetivos deben ser alcanzables. “Tienes que sacar todo sobresalientes” puede ser un propósito ideal y, por lo mismo, inalcanzable para según qué persona. Hay que ajustar las expectativas a las posibilidades reales.

Relevant (Relevante): Un objetivo que no sea relevante, es decir, que no esté relacionado de alguna manera con los intereses de la persona a la que se lo proponemos, no tendrá fuerza suficiente porque no lo hará suyo. Decirle a nuestro hijo “No seas desordenado” no es suficiente, porque él no lo percibe como “interesante”. Habría que hacerle ver que si es ordenado encontrará mejor los juguetes, no se estropearán, los papás estarán más contentos… Porque no se ha de olvidar que todo objetivo implica siempre a otras personas.

Time-Bound (Acotado en el tiempo): Hemos de delimitar un tiempo para que se cumplan los objetivos o para revisarlos: Semanal, quincenal, mensual, trimestral… en función de las características de los propósitos y de la persona implicada.
El “Ya quedaremos”, por ejemplo, no tiene fecha de caducidad, por eso lo utilizamos siempre y nunca se cumple.
Los objetivos indefinidos suelen fracasar porque no son inteligentes o, dicho en inglés, no son “Smart”.

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Ciao.

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