sábado, 16 de julio de 2016

Orgullo friki



Y dale. Cada día una celebración. Pero, ¿Qué es ser Friki? 

Es ser distinto, tener hábitos, gustos o manías peculiares, que llaman la atención; seguir series raras, tener aficiones poco convencionales (y vivirlas con intensidad casi excesiva), vestirse de modo entre alternativo y pintoresco; leer ciencia-ficción, fantasía, manga, pasar de las tendencias del momento...
Frente a inercias, gregarismos y modas, un poco de frikismo es necesario en un mundo que, de otro modo, se convertiría en una moderna Gattaca.
El concepto Friki tiene también cierta carga peyorativa. Más en su origen. El friki era el bicho raro, aquel de quien nunca se sabía por dónde iba a salir y generaba entre hilaridad y espanto. Pero quizás en los últimos años los frikis han ido encontrando su lugar, a medida que nos vamos rebelando contra la convención por decreto, la uniformidad decidida por publicistas y gurús o la avasalladora tiranía de lo popular.
 Al final no se trata de orgullo ni de humildad, de llevar lo alternativo por bandera, de convertir lo estridente en pedestal ni esconderlo bajo un disfraz de miedo o aceptación. Se trata de que cada uno de nosotros somos diferentes, y tenemos derecho a serlo. Somos únicos, y esa diversidad le da color al mundo.
Tampoco tiene demasiado sentido perseguir lo pintoresco por sí mismo, o mitificar lo alternativo porque sí. Lo importante es seguir siendo, por caminos convencionales o por senderos nuevos, personas que busquen una forma de estar en el mundo.
Una forma de estar que, ojalá, le sirva a uno mismo y sirva a los otros para hacer de nuestras sociedades espacios más fraternos, más tolerantes y más humanos.

PastoralSJ

Ciao.

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