viernes, 2 de junio de 2017
El silencio
Hay cientos de miles de palabras, palabras capaces de describir un momento, de darle nombre a una persona, a un objeto, a un animal, palabras que se unen para formar frases, hacer canciones, componer poemas.
Palabras que nos excitan, palabras que nos duelen, palabras que nos enamoran, palabras que nos enervan. Hay palabras que nos identifica, palabras con múltiples interpretaciones, palabras que afirman o niegan, palabras que nos hacen reír, palabras que nos hacen llorar, palabras que se usan como bromas, palabras que se usan para odiar, pelearnos, para insultar, palabras que nos convierten en mentirosos, palabras que nos hacen sinceros, honestos, humildes, hay tantas palabras... Pero la mejor palabra que conozco es ''silencio''. Pues es una sola palabra que sin decirla se puede interpretar con miles de palabras. Un silencio nos hace misteriosos, sensuales, sabios, estúpidos, tímidos, pacientes... Nos obsesionamos con las palabras hasta tal punto que dejamos de escuchar al resto y nos centramos en nosotros mismos. Y no nos damos cuenta que la palabra más adecuada viene después de un silencio.
Cuando más disfrutas la belleza de un instante es cuando dejas que el silencio domine el momento y hables con los sentimientos que te produce. Eres capaz de experimentar en un instante un cúmulo de sentimientos capaces de explicar cuando somos capaces de reinar un momento con un perfecto silencio. Aprender a callar nos obliga a escuchar y seremos capaces de valorar, disfrutar y vivir cada momento con la palabra adecuada. Es como esa mirada intensa entre tú y ella, que reinada por el silencio se convierte en un beso apasionado, llenándote de sentimientos que te hacen disfrutar ese momento, pero que arruinaríamos si somos incapaces de callarnos. Para mí el silencio representa amor, paz y tranquilidad. Y sobretodo, la identifico con un momento tan bello como el romanticismo de una noche estrellada, acompañada de las montañas y una hermosa luna que llenan de luz el amor de dos personas que se entregan en cuerpo y alma. Y es que, el silencio no es más que el capitán de nuestras palabras, el dueño de nuestros pensamientos y el guardián de nuestros sentimientos...
Si de verdad quieres ser maestro de la palabra, tienes que aprender a dominar tu silencio. Pues una palabra puede delatar una mentira o mostrar la verdad. Pero un silencio es un instante de la vida del hombre que tiene el valor de una vida... De todas las vidas.
Ciao.
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