miércoles, 27 de febrero de 2019

Nuestra incapacidad de sentir



Hay un término técnico para hablar de la dificultad de sentir y expresar los sentimientos y emociones. Este es “Alexitimia”.
“A” es privativo, “léxico”: Vocabulario y “timós” es emoción. Literalmente sería: “No tener vocabulario o ser analfabeto para las emociones”.
Y no es raro que muchos afirmen que son muy racionales y que les cuesta sentir, y otros que no sean conscientes de lo que viven en su interior, sobre todo cuando hablamos de sentimientos desagradables, como la rabia, el miedo o la tristeza, y que al final nos terminan llevando a la inacción o a hacer algo inconveniente como pelear y agredirnos.

En el Evangelio de Mc (7,31-37) Jesús sana a un hombre sordo y que además era mudo. Con mucha delicadeza el Señor puso sus manos en los oídos y tocó su boca y le dijo: “Efeta!!”, que significa: “Ábrete!”. Y dice el Evangelio que enseguida comenzó a oír y a hablar. Y todos alababan a Dios dándole gracias por este milagro.
Haciendo una lectura simbólica, podríamos decir que la sordera puede hablarnos de las sorderas del corazón, es decir la incapacidad para sentir, y la mudez, un símbolo de la dificultad para expresar lo que sentimos. O sea que si nos ponemos delante de Jesús podemos ser sanados como este sordomudo. Pero hagámoslo con humildad y confianza.
Comenzar a sentir a veces puede dar un poco de miedo, no nos quedemos ahí, sino que mejor mirémoslo al Señor con confianza diciéndole:
“Señor como este hombre del Evangelio yo me pongo delante de ti para que sanes mi incapacidad de sentir y expresar mis emociones, tal vez he retraído las antenas del corazón porque me ha tocado sufrir mucho y no quiero sufrir más, otras tal vez porque he desarrollado tanto la cabeza que se me ha achicado el corazón. Hoy te pido y suplico que pongas tus manos en mis oídos y en mi boca para que pueda sentir los sentimientos y emociones para descubrirme más vivo y saber comprender a los demás, en especial a los que más sufran.
De paso te pido que sanes mis recuerdos y temores que tal vez me puedan estar bloqueando este gran don que me has dado como es el poder amar y sentir amor por los demás. Todo lo dejo en tus manos porque confío en ti. Gracias porque sé que tu lo puedes todo. Amén.”

Padre German Guidi SJ, de la Provincia Argentina-Uruguay de la Compañía de Jesús.

Ciao.

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